Y Prada presentó en Milán su colección de primavera-verano 2015. Y fue como siempre. O casi: fue burguesa, cara, desconcertante y auto referencial. En esta ocasión no hubo un solo pantalón, tampoco cruce de géneros y ni muchas ganas de nostalgia. Sí romanticismo y esa narrativa compleja en la que solo entra los pradófilos. Como siempre, lo que presentó Miuccia Prada en Paris fue pura moda, es decir, esa que de la que no sabemos qué pensar y de la que terminaremos apropiándonos queramos o no. Aunque sea en un gesto, en una silueta. Aunque sea desde el rechazo.
Estos son algunos detalles desconcertantes, que ya forman parte de los códigos de la casa, de los que no sabemos que pensar. O sí.
1. Medias con cenefas. No se extenderán por la calle Fuencarral, pero como accesorio son brutales. Concentran varias culturas en sólo unos centímetros.
2. Deshilachados. Puro arte povera, moda povera. Aquí nada es lo que parece: de lejos parecen vestidos de cóctel, de cerca, están inacabados. De lejos algo parece un vulgar estampado, pero es brocado. De lejos parece pobre, pero todo es rico, mucho. Veremos muchos hilos sueltos. Eso sí, primorosamente, sueltos
3. Cejas como epicentro. La ceja sigue siendo lo más importante del rostro. La ceja es el nuevo todo. En este desfile se han pintado en su borde superior y se han peinado con más primor que el cabello.
4. Superposiciones. El calendario de la moda ya es aproximado. Esta superposición no es de primavera-verano, a menos que sea el argentino, pero a quién le importa. Quizás no compremos estas prendas pero sí llevaremos una chaqueta, un jersey y una camisa abrochados y bien estrictos. Ah, y pendientes; los llevaremos con cualquier cosa, despeinadas, sin darle importancia. Todo eso lo veremos. Al tiempo. Con Prada todo es siempre cuestión de tiempo. La Moda es Tiempo, así, con mucha mayúscula.
